La movilidad ecológica consiste en el desplazamiento tanto de mercancías como de personas de forma eficiente, sin que el medioambiente se vea perjudicado y siendo socialmente responsable.
Este tipo de movilidad busca que los desplazamientos cotidianos o de turismo tengan el menor impacto ambiental y territorial posible.
La movilidad sostenible presenta numerosas ventajas, como la desaparición de los atascos o el aumento de la seguridad en los desplazamientos. Se fomenta el uso de la bicicleta, del transporte público y de los medios de transportes menos contaminantes, por lo que, evidentemente, se contamina mucho menos. Gracias a ella, las ciudades disponen de más espacio para pasear, se fomentan las relaciones sociales, se ahorra, se apoya a los pequeños comercios, las ciudades están más limpias y bonitas, se reducen los accidentes y el ruido y un sinfín de ventajas más.
Para movernos de forma responsable, disponemos de varias opciones. Para desplazamientos cortos, siempre podemos optar por caminar: nos da la opción de observar nuestro alrededor y conectar con nosotros mismos y los demás. También podemos movernos en bicicleta o incluso en bicicleta eléctrica. Ambas opciones son respetuosas con el medioambiente y beneficiosas para la salud. Muchas ciudades disponen de bicicletas públicas que pueden alquilarse por un precio bajo o incluso gratis mediante sistemas de registro. Normalmente, estas bicicletas se cogen en determinados lugares de las ciudades y se pueden dejar en otros diferentes, por lo que constituye un sistema muy útil para aquellos que no disponen de bicicleta o no pueden llevarla hasta aquellos lugares a los que necesitan ir.
Sin embargo, para hablar de movilidad sostenible no solo debemos fijarnos en qué fomentar, sino también en que debemos dejar atrás por el bien del futuro. En esta última categoría se encuentra el coche. Es necesario disminuir el uso del coche, ya que es el medio de transporte que más espacio y energía consume por persona transportada, el que más contamina acústica y atmosféricamente y el que más accidentes ocasiona. Además, el abuso del automóvil ocasiona el mal funcionamiento de los transportes públicos y a veces la imposibilidad de usar vehículos no motorizados. Por eso, no se puede intentar fomentar el transporte público sin tener en cuenta la reducción del uso de los coches.
A la hora de reflexionar sobre desplazamientos más largos, hay que tener en cuenta que muchos otros medios de transporte entran en juego: avión, tren, barco, etc.
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